¿Cómo llegó a nuestro idioma la palabra ‘té’?
La palabra ‘té’ en nuestra cultura tiene un significado amplio. El té, por lo general, es cualquier infusión de hierba o hierbas que se preparan con agua hervida en el habla popular. Sin embargo, el té en sí es una planta oriunda del sureste de Asia. Camellia sinensis, nombre científico de la planta cuyo nombre común es té, se extendió a la China, donde se dice que allí fue la primera vez que seres humanos descubrieron que preparar hojas de té en agua caliente era benéfico en el siglo III de nuestra era. A partir del siglo VIII, ya en la China de la dinastía Tang, el té ocupaba un lugar especial en la cultura china que se escribió un libro dedicado a su elaboración y consumo: el Cha Sing, o Arte clásico del té. Esta bebida también se extendió por Corea y Japón por medio del intercambio comercial y cultural entre estos países y China. Mas, ¿cómo fue que el té se extendió por todo el mundo?
Los portugueses fueron los primeros europeos que tuvieron contacto con el té. En el siglo XVI los mercaderes portugueses conseguían estas aromáticas hojas en el puerto de Macao, en el sur de China. Los habitantes de esta zona, los cantoneses, que hablaban cantonés, llamaban chá a la planta como a la bebida. Los portugueses, por ende, tomaron por prestado la locución cantonesa. Un siglo después, los neerlandeses navegaron hacia las costas sudorientales de la China hasta llegar al puerto de Amoy, la actual Xiamen. El idioma que se hablaba, y aún se habla, en esta zona es el min. Cuando los neerlandeses llevaron el té a Europa, éstos decían que las hojas se llamaban thee, adoptando el vocablo del min. Así es como en alemán ‘Tee’, en francés ‘thé’, en inglés ‘tea’ y en español ‘té’ vinieron de la palabra min a través del neerlandés para denominar a la bebida.
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Tanto fue la popularidad de esta bebida en América que, cuando ésta era escasa, en los países de habla hispana a cualquier infusión de plantas se le ha llamado ‘té’ –de manzanilla, tila, limón o canela –aunque no tuviera ni una pizca de la hoja asiática. Es de notar, sin embargo, que los pueblos amerindios de Sudamérica, en especial de Argentina, Paraguay y Uruguay, han bebido una infusión similar al té: el mate. No obstante, no se le denomina té, ya que el mate está arraigado a la cultura de esta región sudamericana.
No se podría imaginar un mundo sin el té. Muchas culturas alrededor del mundo han elaborado diferentes costumbres para preparar y servirlo. Desde las ceremonias más solemnes del Japón hasta los cafés comerciales de los Estados Unidos, no hay una cultura que no haya tenido una relación con esta infusión. Si es verde o negro, con azúcar o sin, caliente o helado, turco o marroquí, esta bebida es verdaderamente mundial.